domingo, 22 de noviembre de 2009

Analisis de la obra " CATEDRAL DE PUEBLA DE LOS ANGELES"




La catedral de Puebla de los Ángeles como un ejemplo de plan urbano de composición renacentista importado por los conquistadores europeos al norte de América, con espacios enmascarados por escenarios barrocos que permanecen y dialogan sobre una nueva base cultural. Uno de los espacios principales es el corazón de la población, la Plaza de Armas o Plaza Mayor, o “zócalo” como le llama la gente, a la que se enfrenta la Catedral de Puebla desde su lado norte, lo que nos remite a nuestro objeto de estudio.
El edificio enlaza mitos y ritos en un nuevo tiempo y espacio para ciudadanos que comparten una misma tierra, aunque no así sus raíces.

Otro método barroco reconocible manipula la realidad; los recursos plásticos y arquitectónicos permiten inducir al visitante a un mundo ficticio.
La imperiosa presencia del edificio en la Plaza Mayor, no deja de sugerir al habitante un motivo de vivir, de subsistir y de pertenecer, así como tampoco le permite olvidar esa figura inexorable que devela el poder.
Las necesidades de culto y catequesis se multiplicaron cuando se trató de adoctrinar a millares de indígenas. Los espacios cubiertos eran insuficientes, y la propia experiencia indígena de sus conjuntos sagrados al aire libre hacía conveniente (en el proceso potencial de un sincretismo religioso) recurrir a modalidades litúrgicas externas.
El atrio no era meramente la proyección espacial de un templo estrecho y macizo, sino la revitalización del valor social del ámbito natural acotado por el cerco perimetral e íntimamente vinculado a la idea de “casa de Dios”. Cerco perimetral reconocible por tres pilares gruesos a modo de pequeñas torres, cada una de ellas con un Santo grabado, diecisiete columnas simétricamente distribuidas, y cuarenta y siete columnillas que se alternaban con las anteriores; generando así una delimitación simbólica, de lo profano a lo sagrado.
El atrio significaba la recuperación para el indígena de su espacio abierto. La posibilidad del desarrollo de su ritual procesional que era una de sus variables culturales esenciales. Por ello, su equipamiento tendió a potenciar la idea de sitio, que junto con la Plaza, lo convirtieron en un lugar de estar, y a jerarquizar funciones religiosas y sociales.

Hipótesis de la Representación

La Corona y la Iglesia se imponen en el lugar. Se expresa la mentalidad barroca de llevar a todo punto de la ciudad el espíritu de la fiesta como un gran teatro en torno al cual se ven reflejadas las intenciones de un mensaje a transmitir, claro y obvio, enmarcando así un escenario que no deja de ser platea, actores que no son más que espectadores.
Formando un grupo cerrado pero abierto en sí mismo, catedral y atrio, junto a la plaza y ciudad, funden sus límites entre actividad y pasividad. Transmitiendo así esa idea representativa de poder que la Corona española y la Iglesia católica detentan sobre el territorio americano. Sumado a lo anterior, existe una falta de reconocimiento de aspectos locales que iluminen la realidad del emplazamiento, la historia de la que desciende ese suelo (ausencia representativa).

Nos referimos exclusivamente a la parte edilicia, ya que sí se ofrece la posibilidad de participación a los nativos con sus propios rituales.
El proceso de yuxtaposición que se manifestará en todo México con la ubicación de la catedral sobre la zona templaria azteca, se reiteraría en la huacas y santuarios del interior, pasando así a ocupar los templos lugares dominantes.



No hay comentarios:

Publicar un comentario